martes, 16 de febrero de 2010

Que es la paz?

Aqui les dejo un estracto del libro Caminar sobre las aguas, de Anthony de Mello, para que mediten un poco acerca de la paz.

LA PAZ

El día que dejen de viajar, llegarán

Había dos monjes que vivieron juntos durante cuarenta años y nunca discutieron.
Ni siquiera una vez.
Un día, uno le dijo al otro: "¿A usted no le parece que es hora de que discutamos
por lo menos una vez?"
El otro monje dijo: "¡Está bien, comencemos! ¿Sobre qué discutiremos?"
"¿Que le parece este pan?", respondió el primer monje.
"Está bien, vamos a discutir sobre el pan. ¿Cómo haremos?", preguntó el otro
monje. Contestó el primero: "Ese pan es mío, me pertenece. "
El otro replicó: "Si es así, tómelo."
La paz no es necesariamente destruida por la disputa o la discusión. Quien destruye
la paz es el yo.
"Eso me pertenece y no voy a compartido con nadie." Cuando tomo esa actitud de
apego y de egoísmo,
mi corazón se va haciendo cada vez más duro.
Ése es el gran enemigo de la paz: un corazón apegado, endurecido y egoísta.
Imagine una nación en la que un grupo de personas posee una gran cantidad de
tierras y dinero, y dicen: "No vamos a compartir nuestra riqueza con nadie."
Imaginen que en las Naciones Unidas todas las naciones tomasen esa actitud:
"Estamos interesados solamente en nuestro propio bien, y poco nos importan los
otros." ¿Cómo podría haber paz en una situación como ésa? Corazones
endurecidos, naciones endurecidas. Pero antes de hablar de las naciones, hablemos
de usted y de mí.
Mire su propio corazón. Usted podrá decir: "¡Hay tantas discusiones y disputas en
mi vida!" y yo digo: "Pero no hay rencor, ni amargura, ni odio. "
"¡Hay tanto dolor y sufrimiento en mi vida!"
Y yo digo: "Pero no hay ninguna confusión en su conciencia."
"Hay gran actividad y acción en mi vida."
"Pero no hay desequilibrio nervioso ni tensión." ¿Puede decir eso? Si pudiese, sería
constructor de la paz en el vasto mundo. Y todo propósito de oración es difundir la
paz en todo lugar. ¿Cómo se hace eso? ¿Vamos a hacerlo? ¿ Vamos a hacerlo,
ahora?
Cierre los ojos. Vamos a hacer un ejercicio espiritual muy simple que no va a
demorar más que un minuto o dos. Cierre los ojos y tome contacto con su cuerpo.
Esté atento al contacto de la ropa con los hombros, al contacto de la ropa con sus
caderas. La mano. Sienta su mano que se apoya en algo o toca la otra. Sienta las
nalgas presionando la cadera. Los pies tocando los zapatos o el suelo. Otra vez más
los hombros, las caderas, las manos, las nalgas, los pies.
Otra vez, lentamente, hombros, caderas, manos, nalgas y pies. Ahora, suavemente,
abra los ojos.
El ejercicio acabó.
¿Qué sucedió cuando hizo el ejercicio que propuse? ¿Se sintió relajado o tenso? La
mayoría de las personas se siente relajada, pocos quedan tensos. Si usted es uno de
aquellos que se sienten tensos, sugiero que entre en contacto con la tensión. ¿En
qué parte de su cuerpo la siente? Esté lo más atento posible a la tensión.
Se relajará gradualmente.
Si hiciese este ejercicio durante cinco o diez minutos, comenzaría a quedar
somnoliento y llegaría a dormirse, de tan relajado.
¿Este ejercicio de relajamiento trae la paz de la que hablo? Éste no es un ejercicio
de relajamiento, es un ejercicio
de atención. ¡Está bien! Pero, ¿trae la paz? ¡Sí! Trae paz. Aunque le parezca difícil
de creer. ¿Usted sabe lo que sucede cuando hace este ejercicio? Es como si entrase
en usted mismo. Es como si sintiese todas las cosas, como si experimentase y viese
cosas sorprendentes.
Cierto día, Dios estaba cansado de las personas.
Ellas estaban siempre molestándolo, pidiéndole cosas.
Entonces dijo: "Voy a irme y a esconderme por un tiempo."
Entonces reunió a sus consejeros y dijo: "¿Dónde debo esconderme?"
Algunos dijeron: "Escóndase en el tope de la montaña más alta de la Tierra."
Otros: "No, escóndase en el fondo del mar. No van a hallarlo nunca allí."
Otros: "No, escóndase en el otro lado de la Luna; ése es el mejor lugar. ¿Cómo lo
hallarían allí?"
Entonces Dios se volvió hacia el más inteligente de sus ángeles y le inquirió:
"¿Dónde me aconsejas que me esconda?"
El ángel inteligente, sonriendo, respondió: "¡Escóndase en el corazón humano! ¡Es
el único lugar adonde ellos no van nunca!" ¡Bella historia hindú! Sencilla y muy
actual.
¿Recuerda aquel simple ejercicio de atención que propuse? Él lo lleva a su
corazón. Él lo lleva a su casa. Eso es lo que significa volver al corazón. Usted
vuelve a su hogar, vuelve a sí mismo, de una manera muy simple. Todo lo que debe
hacer es tomar contacto con su cuerpo. Pero usted tiene que hacer eso para sí
mismo. Si es constante, con el tiempo irá descubriendo cosas misteriosas que le
traerán paz, su corazón será pacificado y los miedos desaparecerán. Pero para esto
es necesario tiempo. No hay fórmula instantánea para la paz. Es necesario buscarla
con tranquilidad. Usted puede decir que, justamente, le falta tiempo. Pero vamos a
suponer que esté conduciendo un coche. Sienta la dirección en las manos, sienta el
asiento, sienta los pies tocando los zapatos, tome contacto con su cuerpo... ¡No
vaya a cerrar los ojos! Sienta el movimiento de su cuerpo cuando está andando.
Eso lo calmará, y espero que descubra algo de lo que esos ejercicios pueden dar. Y
estará lo suficientemente motivado como para intentar hacer el ejercicio, para
sentarse realmente y tomar contacto con las sensaciones de su cuerpo: comenzando
en el tope de la cabeza, atendiendo todas las sensaciones de su cuerpo. Rostro,
cuello, pecho, etc., hasta la punta de los pies. Después comience de nuevo, del tope
de la cabeza hacia abajo. Así se hace.
Déjeme decirle algunos efectos de estos ejercicios, aunque casi nunca se puede
disertar sobre ellos: ¡Haga y verá!, es lo que se dice en Oriente.
Pero, ¿qué debe suceder con el que haga este ejercicio? La primera cosa: va a
sentirse vivo, va a estar en el presente. Yeso es una cosa extraordinaria. ¡Poder
estar realmente en el presente! ¿Usted no recuerda dónde pone las cosas? ¿Está
siempre tenso, al borde del agotamiento? ¿No puede concentrarse? ¿No se acuerda
de nada? Ésos son síntomas de que necesita vivir en el presente.
Un gran gurú de Oriente estaba hablando para un grupo de ejecutivos. Dijo: "Así
como el pez muere en la tierra seca, ustedes morirían si quedaran enredados en los
asuntos del mundo. El pez debe volver al agua, allá es donde vive. Ustedes deben
volver a su propio corazón."
Entonces, los ejecutivos dijeron: "¿Quiere decir que debemos abandonar nuestros
negocios y entrar a un monasterio?" "No, no", dijo el gurú. "No dije entrar en un
monasterio; continúen con sus negocios y vuelvan a su corazón. "
¿Entiende? Volver al corazón no significa entrar en una especie misteriosa de
fantasía mística. Significa volver a casa, a usted mismo; significa volver al
presente. A partir de entonces, usted vivirá.
Hay otra cosa que esos ejercicios proporcionan: ellos lo ayudarán a tener calma, y
usted se volverá más pausado. La velocidad es una cosa maravillosa: no tengo nada
en contra de ella. Pero cuando la velocidad se vuelve prisa, es un veneno.
Los japoneses tienen un proverbio al que deberíamos prestar atención: El día que
dejen de viajar, ustedes llegarán.

Aquetar la mente es importante...nada mejor que el sonido del mar para meditar.



http://www.youtube.com/watch?v=YjciQMz_irU